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  INSTITUCIONAL  

Breviario

Foro de Salud

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El Dr. Héctor R. Oviedo, presidente del Consejo de Médicos de la Provincia de Córdoba, participó en el 3° Foro de Salud del Sur de Córdoba, celebrado en Río Cuarto.
Como disertante invitado, el presidente del CMPC presentó el proyecto “Observatorio del Talento Humano del CMPC”.
El evento fue organizado por el Colegio Médico Regional de Río Cuarto bajo el lema “Construyendo el Presente y Futuro de la Salud en Argentina”, e incluyó exposiciones y mesas de trabajo.

En San Francisco

Capacitación en Receta Electrónica y Telemedicina

El Consejo de Médicos de la Provincia de Córdoba y el Centro Médico San Francisco, llevaron a cabo una importante jornada de capacitación en herramientas digitales el pasado miércoles 2 de octubre en la Tecnoteca San Francisco.
La actividad, centrada en el manejo de la receta electrónica y telemedicina, contó con la participación de médicos de diversos centros asistenciales de dicha ciudad. Esta iniciativa responde a la reciente reglamentación de la Ley de Recetas Electrónicas o Digitales en Argentina N° 27.553, que habilita la prescripción y dispensación de medicamentos a través de plataformas digitales.
El Dr. Héctor Rolando Oviedo, presidente del CMPC, dirigió la capacitación y destacó el trabajo conjunto de la institución con los distintos colegios y centros médicos de la provincia, reafirmando el compromiso con la innovación y la mejora continua de la atención médica.
“Desde el Consejo, trabajamos constantemente en la modernización de herramientas digitales gratuitas para facilitar el acceso a los servicios de salud, beneficiando tanto a los colegas médicos como a toda la sociedad”, expresó el Dr. Oviedo.
Por su parte Gustavo Stillman, presidente del Centro Médico destacó que con la capacitación “acercan una herramienta muy importante que ya es ley y a partir de diciembre puede ser empleada por todos los profesionales”.
El Consejo reafirma así su papel protagónico en la promoción de prácticas médicas innovadoras y eficientes en beneficio de los colegas médicos y la comunidad cordobesa.

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El fallecimiento de los Dres. Viale y Larghi

DOS AUSENCIAS
QUE SERÁN SIEMPRE PRESENCIAS

Néstor Viale, la “memoria institucional” de Especialidades

Por Sebastián Ávalos

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Nos conocimos décadas atrás en el espacio del Consejo de Médicos de la Provincia de Córdoba. siempre orientados y coincidiendo con las inquietudes de la formación de postgrado.
Convergimos luego en la Comisión de Especialidades y conformamos un terceto bien sincronizado y de ideales parecidos junto a Emilio Amato. Desarrollamos allí, y en conjunto, cantidad de ideas destinadas a mejorar las condiciones de formación de los colegas, cumpliendo con el objetivo primario de la creación de este Consejo: asegurar una adecuada calidad prestacional médica para los ciudadanos. 
Luego, este terceto, y en distintos momentos, ocupamos responsabilidades de conducción. Néstor lo hizo desde el Ministerio de Salud de la Provincia, desde el área de Dirección General de Hospitales del Interior. Posteriormente, presentamos a consideración modificaciones a la ejecución de las normativas, actualizando las reglamentaciones. 
También estimuló la creación de nuevas especialidades y, junto a Amato y Roberto José Madoery, impulsaron la especialidad de Medicina Familiar y de la Comunidad. 
Estuvo a cargo de la presidencia de la Comisión de Especialidades por dos décadas e integró asimismo la Honorable Junta Directiva como vocal, cumpliendo en la concreción de innumerables proyectos en beneficio de la comunidad y de los médicos. 
Fue la “memoria” institucional a la que acudíamos con el fin de servirnos para una mejor gestión institucional, obedeciendo al sentir colectivo de impulsar el futuro con el respaldo de la historia y la realidad del presente. Él, con su memoria institucional, era un reservorio de experiencia útil. 
Particularmente, acompañé a Néstor en su gestión frente a la Comisión de Especialidades por un periodo largo, con la vehemencia de ambos, tuvimos fuertes debates en el tratamiento de muchos capítulos trabajados, algunos vigentes hoy y otros descartados, pero con un ideario común de fortalecimiento del rol del CMPC en la orientación del buen desempeño del matriculado, buscando la mejor medicina posible para la población. 
Nos dejó el 27 de octubre y esta institución, la Comisión de Especialidades y nosotros, sus integrantes, lo sentimos como una sensible pérdida, difícil de suplir. 
Hasta siempre, Néstor. 

Juan Carlos Larghi, el impulsor de ETHICA

Por Luis Rodeiro

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Cuando me convocaron para ejercer la dirección periodística de la Revista Ethica, hace ya 27 años, conocí a Juan Carlos Larghi, quien ejercía la dirección médica de la revista institucional. En largas conversaciones que manteníamos en la elección de los temas de la publicación y las formas de presentarlos, logramos concretar una relación estrecha, que hizo mucho más fácil la tarea. La revista, en ese entonces editada en papel, vino a reemplazar un boletín interno, con la intención de producir una verdadera revista institucional, que no sólo diera cuenta de las actividades del CMPC, sino que analizara y planteara los temas médicos, ya sea de la ciencia y la tecnología en salud, sino también desde las políticas sanitarias y la situación concreta de los médicos. Tanto el reemplazo del boletín originario y la producción de la revista, habían sido fundamentalmente un objetivo de Juan Carlos, quien había impulsado incluso el nombre de Ethica para su publicación 
Cuando llegué a la Comisión Editorial, la denominación de entonces, la intención era dar un paso más adelante que tuviera una clara impronta periodística. Había habido algunos intentos, pero insuficientes, por distintos motivos. Con la conducción de Larghi y la activa participación de sus colaboradores, los doctores Isaac Moncarz, Hugo Frey y Juan Carlos García, iniciamos así un tercera etapa, que es la que continúo con algunos cambios menores en su estructura, prosigue hasta ahora. 
Larghi fue siempre un comprometido a fondo con la institución, desde su largo ejercicio como delegado de Distrito, en representación de Villa Dolores y su zona. Fue miembro suplente y luego titular de Junta Directiva, ocupó el cargo de Tesorero y en los últimos años,  integrante del Tribunal de Ethica.
El  25 de octubre sufrimos su  partida, pero estamos seguros que estará siempre en la memoria de quienes lo conocieron.

Cómo no festejar

“CUARENTA AÑOS DE VIDA MÉDICA”

Por Carlos Presman

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El martes 3 de diciembre se celebrará el día del médico. Con los años, y los cambios que sufrió la profesión, este festejo adquiere diferentes formas según las condiciones sociales del medio donde ejercemos. 

Este 2024 un grupo de colegas de la Universidad Nacional de Córdoba decidimos celebrar los 40 años de egresados. Cursamos durante los años de la dictadura y sobre el final de la carrera nos iniciamos a la vida democrática que retornaba a la Argentina. 

Cada cinco años nos juntamos a festejar nuestra graduación de médicos y éste no fue la excepción. En esta oportunidad más de un centenar de médicos celebramos un fin de semana en un hotel de las sierras cordobesas. Un grupo inició la previa el viernes y por la noche alrededor del piano la música llamó a evocar los recuerdos, que habían comenzado con el grupo de whatsapp “Fiesta 40”. A diferencia de los egresados del secundario, donde el azar y la decisión de los padres hacía a los compañeros; en la elección de la carrera de medicina mediaba el deseo de cada uno, una intención/vocación que fue puesta a prueba en un riguroso examen de ingreso que dejaba a la mayoría afuera de la Facultad. Primeras imágenes visitadas de ese examen y buscar los resultados en la Ciudad Universitaria, los llantos de alegría, decepción y a intentar nuevamente otro año. 

Unas compañeras captaron en el grupo que a la gran mayoría nos iba a costar asociar la cara al nombre del compañero, que en algunos casos hacía más de varias décadas que no veíamos, fue así que se armó una colección de facies para que la presencialidad del encuentro fuera menos complicada. Una colega se ocupó de completar la idea con un cartelito en el pecho con nuestro nombre, como los pintorcitos de jardín de infantes. Y fueron llegando de distintos puntos del país y del exterior: España, Francia y Bolivia. Todos con la mejor predisposición para trasladar desde el aeropuerto o donde se llegue al hotel en las sierras. Ese sábado 9 de noviembre al mediodía fue una locura de sorpresas, abrazos y miradas que disparaban un tsunami de vivencias que iban desde las comisiones de Anatomía, el hospital de pertenencia, anécdotas variadas, guitarreadas, guardias y el egreso tan deseado. La mayor hilaridad se la llevaron esposas y esposos de colegas, que no fueron compañeros de la carrera, y se veían sorprendidos ante preguntas del tipo: ¿Qué materia cursamos juntos? 

Cada uno fue encontrando ese compañero que no veía y quería conversar, volver a verlo, contarse historias. Esas vivencias del pasado que se fueron, perdidas en el olvido, las que rescatamos con obstinada memoria y aquellas empecinadas en regresar, que parecieran acompañarnos siempre como una escenografía de la infancia. Al fin de cuentas, la vida no es lo que uno vive sino lo que nos contamos; los sanos recuerdos que nos ayudan a sobrevivir. 

Por algún motivo necesario, el clima era de alegría y celebración, los recuerdos esquivaron la nostalgia y la historia compartida supo detenerse en los instantes más luminosos. Las ausencias y los dolores, tuvieron la delicadeza o el pudor de guardarse para que primaran las sonrisas, las alegrías y el aire de amistad que respiramos hasta el domingo de despedida. A diferencia de los encuentros anteriores, no nos preguntamos sobre logros académicos o económicos, destinos elegidos, y todos esos datos que en el fondo no eran más que una competencia de la cual no participamos más. Cada uno en el juego de la vida como en los dados, ya se tachó la doble generala, la generala y quizás el póker, el full y la escalera…Ese fin de semana nos permitimos jugar, cada uno con su estilo, la felicidad de vernos. Y así, con un enorme respeto por las diferencias de inquietudes, transcurrió la tarde para practicar deportes, conversar tomando mates u otras bebidas, sacando fotos, comiendo o simplemente observando un paisaje humano que supo empardar la belleza soleada que nos regaló la naturaleza. Después, las fotos por hospitales, el Córdoba, el San Roque, el Misericordia y el Clínicas, que es como si habláramos de River, Boca, Independiente y Racing…y obviamente la foto colectiva de todos, nosotros médicos posando para la efímera inmortalidad. 

Un grupo, ya atardeciendo, compartió la iniciativa de un colega que propuso para la conmemoración plantar 40 árboles de especies nativas: Algarrobos blancos, Moradillos, Aromos y Talas. Fue en la plaza de la comuna de Los Molinos, una ceremonia íntima y conmovedora; sembrar vida para creer en un futuro donde sigamos cuidando la vida: toda vida. 

Entrada la noche, cenamos y nuevamente el piano convocó a revivir las canciones de nuestra juventud, letras que recordábamos a medias y la emoción inolvidable de esas melodías que cantamos todos juntos. Instantes en los que quisiéramos detener el tiempo. 

Y luego al salón de fiestas con dos conductores magistrales para dar rienda suelta a la celebración; con sorteos de libros, suvenires, nuestras caras como afiche de fondo, música, baile, tortas, chupi, brilantinas; para finalizar con el agradecimiento sentido a quienes organizaron y se involucraron con tiempo y esfuerzo para que la magia sucediera. Los más osados, cómo en aquellas guardias, bailaron hasta la madrugada.  

Superando la resaca, compartimos un desayuno de despedida que por algún motivo, también necesario, supo pararse en un futuro encuentro a cinco años vista y algunos más optimistas a los cincuenta de graduados. 

Un grupo no menor siguió de caravana en la casa de un colega vecino del hotel que nos agasajó con asado, música y pileta para que la fiesta no termine. 

Cuarenta años de vida médica que celebramos juntos, gracias, salud y hasta la próxima.

Los que festejaron plantando 40 árboles para recordar aquella promoción

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